
Girona, 21 feb (EFE).- El chef de El Bulli, Ferran Adrià, coordinará por otros cinco años el curso de cocina que ya imparte desde 2010 en la Universidad de Harvard, en EE.UU.
Además de coordinar este curso, que impartirán célebres cocineros españoles, Adrià ha aceptado ser profesor invitado de ese centro universitario y ofrecer cada año académico, durante los próximos cinco años, un curso de quince días de duración.
Adrià firma hoy en Girona el acuerdo para materializar este proyecto con representantes de la Universidad de Harvard, que se compromete, a su vez, a apoyar la futura Fundación El Bulli.
Tras la sesión inaugural del Foro Gastronómico que se celebra en Girona, el cocinero de El Bulli ha explicado que, de cara a los próximos cinco años, su intención es incorporar nuevos cocineros a los cursos y se ha confesado emocionado por haber contado con seiscientas peticiones de personas interesadas en participar en el primero de los cursos.
La única exigencia de Adrià a Harvard ha sido que sus clases como profesor invitado consistiesen en "unos diálogos sobre creatividad", por lo que cada tres meses organizará una actividad en El Bulli, que ya estará cerrado, con profesionales del sector para idear los conocimientos que después se trasladarán a esta universidad estadounidense.
El cocinero catalán anunció el pasado año el cierre de su restaurante para tomarse dos años y medio de descanso y trabajar en la nueva Fundación El Bulli.
Ferran Adrià ha confirmado además que mientras El Bulli permanezca cerrado participará en una gira por España y en otra organizada por Telefónica en países donde esta compañía cuenta con presencia.
Adrià ha detallado que esta compañía de telefonía ha considerado interesante "la relación entre gastronomía y salud" y cree que será "interesante ejercer de embajador por el mundo".
"El proyecto de Telefónica gira sobre qué hace feliz a la gente", ha indicado el cocinero catalán, para quien la solución muchas veces es "ayudar a los demás".
Ferran Adrià ha insistido en que la conferencia que hoy ha ofrecido a los participantes en el Foro Gastronómico sobre cocina de caza ha sido la última en la que participa por un período de tres años.
Adrià se centrará a partir del cierre de El Bulli en su nueva fundación, con la que, a su entender, lo que hará es complicarse "la vida".
La firma del acuerdo entre Ferran Adrià y Harvard, en el que se prevé que esté presente el presidente catalán, Artur Mas, tendrá lugar a las 19.00 horas de hoy, y el primer curso de ciencia y cocina en esta universidad estadounidense está previsto para septiembre de este año.
Las clases serán impartidas por una serie de destacados cocineros españoles de prestigio internacional, como Joan Roca, Carles Gaig, Carles Tejedor, Fina Puigdevall, Pere Planagumà, Enric Rovira, Ramón Morató, Nando Jubany y Carme Ruscalleda, además de Adrià.
El curso va dirigido a la comunidad educativa de Harvard, con una previsión de asistencia de unos trescientos alumnos, y cuenta también con sesiones públicas de divulgación general.
Fuente: EFE dar/pll
Además de coordinar este curso, que impartirán célebres cocineros españoles, Adrià ha aceptado ser profesor invitado de ese centro universitario y ofrecer cada año académico, durante los próximos cinco años, un curso de quince días de duración.
Adrià firma hoy en Girona el acuerdo para materializar este proyecto con representantes de la Universidad de Harvard, que se compromete, a su vez, a apoyar la futura Fundación El Bulli.
Tras la sesión inaugural del Foro Gastronómico que se celebra en Girona, el cocinero de El Bulli ha explicado que, de cara a los próximos cinco años, su intención es incorporar nuevos cocineros a los cursos y se ha confesado emocionado por haber contado con seiscientas peticiones de personas interesadas en participar en el primero de los cursos.
La única exigencia de Adrià a Harvard ha sido que sus clases como profesor invitado consistiesen en "unos diálogos sobre creatividad", por lo que cada tres meses organizará una actividad en El Bulli, que ya estará cerrado, con profesionales del sector para idear los conocimientos que después se trasladarán a esta universidad estadounidense.
El cocinero catalán anunció el pasado año el cierre de su restaurante para tomarse dos años y medio de descanso y trabajar en la nueva Fundación El Bulli.
Ferran Adrià ha confirmado además que mientras El Bulli permanezca cerrado participará en una gira por España y en otra organizada por Telefónica en países donde esta compañía cuenta con presencia.
Adrià ha detallado que esta compañía de telefonía ha considerado interesante "la relación entre gastronomía y salud" y cree que será "interesante ejercer de embajador por el mundo".
"El proyecto de Telefónica gira sobre qué hace feliz a la gente", ha indicado el cocinero catalán, para quien la solución muchas veces es "ayudar a los demás".
Ferran Adrià ha insistido en que la conferencia que hoy ha ofrecido a los participantes en el Foro Gastronómico sobre cocina de caza ha sido la última en la que participa por un período de tres años.
Adrià se centrará a partir del cierre de El Bulli en su nueva fundación, con la que, a su entender, lo que hará es complicarse "la vida".
La firma del acuerdo entre Ferran Adrià y Harvard, en el que se prevé que esté presente el presidente catalán, Artur Mas, tendrá lugar a las 19.00 horas de hoy, y el primer curso de ciencia y cocina en esta universidad estadounidense está previsto para septiembre de este año.
Las clases serán impartidas por una serie de destacados cocineros españoles de prestigio internacional, como Joan Roca, Carles Gaig, Carles Tejedor, Fina Puigdevall, Pere Planagumà, Enric Rovira, Ramón Morató, Nando Jubany y Carme Ruscalleda, además de Adrià.
El curso va dirigido a la comunidad educativa de Harvard, con una previsión de asistencia de unos trescientos alumnos, y cuenta también con sesiones públicas de divulgación general.
Fuente: EFE dar/pll
Por Carlos Maribona
La semana pasada dediqué un post a la cena, la última cena, que disfruté hace escasos días en EL BULLI. Un repaso a los 48 platos del menú de esta temporada final. Me quedaba pendiente contarles algunas cosas de la charla que pude mantener con Ferrán Adriá, sentados los dos en la mesa de la cocina, una vez terminada esa cena. Larga sobremesa con el cocinero en torno a unos gin tonics ligeritos, su bebida preferida, mientras su equipo apuraba los últimos servicios de las mesas más rezagadas y luego se dedicaba a recogerlo todo y a una limpieza exhaustiva de las instalaciones.
La conversación, como es lógico, interrumpida varias veces por los clientes que se iban y que querían despedirse de Ferrán, hacerse fotos con él o pedirle que les dedicara alguno de sus libros, comprados allí mismo. Aún así, durante cerca de dos horas tuvimos tiempo de hablar de muchas cosas. Parte de este texto lo publiqué este pasado sábado en ABC, pero creo que tiene interés y además hay mucha gente que no pudo leerlo. Así que me van a permitir que lo cuelgue hoy en el blog y me van a perdonar que cuelgue otra foto de las que nos hicimos esa noche. La ocasión lo merece.
Encontré a Adriá especialmente contento, con la ilusión reflejada en su cara por la nueva etapa que le espera. Siempre cargado de proyectos, pensando más rápido de lo que puede hablar, me anuncia que trabajan en una gran exposición sobre la historia del restaurante que recorrerá España. Que están rematando el catálogo general de la última etapa, "que acabará en la receta 1.846, el año de nacimiento de Escoffier". O que tienen casi a punto un libro que llevará por título "Family Meal" (la comida de la familia). Como saben casi todos ustedes, se llama así a la que toman cada día cocineros y camareros de un restaurante antes de empezar el servicio. En este caso, en el libro se recogerán 31 menús de los que ha comido "la familia" en El Bulli en los últimos años. Todos con un coste en torno a los 3 euros por persona.
Antes de meternos de lleno en lo que será El Bulli a partir de 2014, hablamos también de la iniciativa que junto a su hermano Albert ha puesto en marcha en el Paralelo de Barcelona. Son sus niños mimados. 41º es una coctelería donde se sirven cócteles clásicos y muy cuidados junto a los snacks más rompedores creados por ellos en estos últimos años. Y al lado, unido por un pasillo interior, aunque independiente del otro local, Tickets, La Vida Tapa, un restaurante-bar de tapas que se abrirá a finales de este mes de febrero. Dividido en varios ambientes, allí se servirá desde jamón ibérico cortado a cuchillo o mariscos variados hasta distintos productos a la brasa. Todo muy tradicional. En el centro estará la barra de bebidas. Y habrá un lugar especial para los dulces. Al hilo de este tema, Ferrán pronuncia una frase bien realista sobre el futuro de la cocina: "Triunfarán los sitios muy especiales o los sitios canallas; se acaba el restaurante tradicional tal como lo entendemos ahora".
Le planteo que es una pena cerrar un restaurante cuando está en la cúspide gastronómica mundial. Adriá es muy sincero: "Nuestro formato estaba agotado. Nos quedaba como mucho un año. Además, hacemos un ejercicio de honestidad. Podríamos ganar mucho dinero sin crear nada nuevo, simplemente dando de comer a los miles y miles de personas que no han podido pasar por El Bulli en estos años y que están deseando venir". Pero eso no le va al cocinero, como él mismo dice "me gusta asumir riesgos". Y además, "lo que nos encanta es crear".
Esa es la idea central del proyecto, un laboratorio de creación e innovación gastronómica, libre de las ataduras de tener que servir cada día menús a los clientes, que nace con ese lema: libertad para crear. Ferrán asegura que lo que van a intentar es devolver a la sociedad todo lo que han recibido. Y lo harán a través de la fundación que financian él y su socio Juli Soler. De momento no hay patrocinadores ni socios tecnológicos, aunque naturalmente serán bienvenidos. Uno de los objetivos es trabajar para aquellos restaurantes que no tienen capacidad de crear. Con un lápiz y unos folios, Adriá va trazando el organigrama del nuevo proyecto.
Un taller de 30 personas en el que estarán los actuales jefes de cocina de El Bulli y también los sumilleres y los jefes de sala. Con ellos, de manera rotatoria, especialistas de muy diversos campos, que aportarán su visión profesional en cada momento. Por allí pasarán gentes muy diversas para probar, para comentar, para debatir. Lo que se cree cada día se colgará en internet, una especie de diario al alcance de todo el mundo. Simultáneamente seguirá la colaboración con la Universidad de Harvard, en un estudio de los procesos de optimización de la creatividad.
Le pregunto qué va a pasar con su equipo durante estos dos años próximos. Y lo tiene claro: "Quiero que todo el mundo esté a gusto. Mi regalo son estos dos años para que hagan lo que quieran. Se lo merecen. Al fin y al cabo, ellos han hecho El Bulli". Cuando nos despedimos en la puerta de la cocina, Adriá saca a relucir la ironía: "A partir de ahora todos nuestros colegas nos van a querer más. Ya no somos competencia".
Fuente: abc
La semana pasada dediqué un post a la cena, la última cena, que disfruté hace escasos días en EL BULLI. Un repaso a los 48 platos del menú de esta temporada final. Me quedaba pendiente contarles algunas cosas de la charla que pude mantener con Ferrán Adriá, sentados los dos en la mesa de la cocina, una vez terminada esa cena. Larga sobremesa con el cocinero en torno a unos gin tonics ligeritos, su bebida preferida, mientras su equipo apuraba los últimos servicios de las mesas más rezagadas y luego se dedicaba a recogerlo todo y a una limpieza exhaustiva de las instalaciones.
La conversación, como es lógico, interrumpida varias veces por los clientes que se iban y que querían despedirse de Ferrán, hacerse fotos con él o pedirle que les dedicara alguno de sus libros, comprados allí mismo. Aún así, durante cerca de dos horas tuvimos tiempo de hablar de muchas cosas. Parte de este texto lo publiqué este pasado sábado en ABC, pero creo que tiene interés y además hay mucha gente que no pudo leerlo. Así que me van a permitir que lo cuelgue hoy en el blog y me van a perdonar que cuelgue otra foto de las que nos hicimos esa noche. La ocasión lo merece.
Encontré a Adriá especialmente contento, con la ilusión reflejada en su cara por la nueva etapa que le espera. Siempre cargado de proyectos, pensando más rápido de lo que puede hablar, me anuncia que trabajan en una gran exposición sobre la historia del restaurante que recorrerá España. Que están rematando el catálogo general de la última etapa, "que acabará en la receta 1.846, el año de nacimiento de Escoffier". O que tienen casi a punto un libro que llevará por título "Family Meal" (la comida de la familia). Como saben casi todos ustedes, se llama así a la que toman cada día cocineros y camareros de un restaurante antes de empezar el servicio. En este caso, en el libro se recogerán 31 menús de los que ha comido "la familia" en El Bulli en los últimos años. Todos con un coste en torno a los 3 euros por persona.
Antes de meternos de lleno en lo que será El Bulli a partir de 2014, hablamos también de la iniciativa que junto a su hermano Albert ha puesto en marcha en el Paralelo de Barcelona. Son sus niños mimados. 41º es una coctelería donde se sirven cócteles clásicos y muy cuidados junto a los snacks más rompedores creados por ellos en estos últimos años. Y al lado, unido por un pasillo interior, aunque independiente del otro local, Tickets, La Vida Tapa, un restaurante-bar de tapas que se abrirá a finales de este mes de febrero. Dividido en varios ambientes, allí se servirá desde jamón ibérico cortado a cuchillo o mariscos variados hasta distintos productos a la brasa. Todo muy tradicional. En el centro estará la barra de bebidas. Y habrá un lugar especial para los dulces. Al hilo de este tema, Ferrán pronuncia una frase bien realista sobre el futuro de la cocina: "Triunfarán los sitios muy especiales o los sitios canallas; se acaba el restaurante tradicional tal como lo entendemos ahora".
Le planteo que es una pena cerrar un restaurante cuando está en la cúspide gastronómica mundial. Adriá es muy sincero: "Nuestro formato estaba agotado. Nos quedaba como mucho un año. Además, hacemos un ejercicio de honestidad. Podríamos ganar mucho dinero sin crear nada nuevo, simplemente dando de comer a los miles y miles de personas que no han podido pasar por El Bulli en estos años y que están deseando venir". Pero eso no le va al cocinero, como él mismo dice "me gusta asumir riesgos". Y además, "lo que nos encanta es crear".
Esa es la idea central del proyecto, un laboratorio de creación e innovación gastronómica, libre de las ataduras de tener que servir cada día menús a los clientes, que nace con ese lema: libertad para crear. Ferrán asegura que lo que van a intentar es devolver a la sociedad todo lo que han recibido. Y lo harán a través de la fundación que financian él y su socio Juli Soler. De momento no hay patrocinadores ni socios tecnológicos, aunque naturalmente serán bienvenidos. Uno de los objetivos es trabajar para aquellos restaurantes que no tienen capacidad de crear. Con un lápiz y unos folios, Adriá va trazando el organigrama del nuevo proyecto.
Un taller de 30 personas en el que estarán los actuales jefes de cocina de El Bulli y también los sumilleres y los jefes de sala. Con ellos, de manera rotatoria, especialistas de muy diversos campos, que aportarán su visión profesional en cada momento. Por allí pasarán gentes muy diversas para probar, para comentar, para debatir. Lo que se cree cada día se colgará en internet, una especie de diario al alcance de todo el mundo. Simultáneamente seguirá la colaboración con la Universidad de Harvard, en un estudio de los procesos de optimización de la creatividad.
Le pregunto qué va a pasar con su equipo durante estos dos años próximos. Y lo tiene claro: "Quiero que todo el mundo esté a gusto. Mi regalo son estos dos años para que hagan lo que quieran. Se lo merecen. Al fin y al cabo, ellos han hecho El Bulli". Cuando nos despedimos en la puerta de la cocina, Adriá saca a relucir la ironía: "A partir de ahora todos nuestros colegas nos van a querer más. Ya no somos competencia".
Fuente: abc

No se equivocaba el New York Times cuando hablaba, hace pocas semanas, del "nuevo orden gastronómico mundial" que se encendía en el Paralelo barcelonés, en el 41º, la primera entrega del nuevo estallido gastronómico urbano propulsado por Albert y Ferran Adrià, en sociedad con Juan Carlos y Borja Iglesias (Rías de Galicia).
A la espera del inminente Tickets (el espacio anexo), el 41º, una hibridación explosiva de coctelería, snacks y lujos posibles, vuelve a marcar efectivamente el camino hacia un futuro sólo posible desde la revolución de El Bulli. Si Albert demolió los pesados anacronismos de la tapa tradicional con su anterior Inopia, ahora, junto a su hermano, empieza a engullir horizontes donde el concepto de tapa se dispara hacia infinitos de asombros y sutilezas.
Inclasificable
El 41º no es clasificable. Al menos, desde lo conocido hasta ahora. La adición de cócteles clásicos -alguno con un guiño a las texturas de vanguardia- y snacks, tanto históricos como más actuales de El Bulli, representa un viaje a zonas sensoriales provocativas y excitantes.
La carta de ostras, todo un manifiesto al color y la emoción, propone experiencias con ponzu de yuzu y huevas de salmón, jugo de lichis y puré de rábano picante, vinagre de Jerez, chalota y caviar de aceite de oliva virgen, clorofila de menta y explosivo fingerlime? O en tartare con caviar Osetra. Luego están los impactos insoslayables: olivas rellenas sferificadas, pescaíto frito, cortezas 'que viva México', mini mozzarellas con albahaca, el famoso corte de parmesano, la crêpe Pekín? ¿Y un cebiche de berberechos? ¿Marshmallows de lima y coco?
Nuevos mundos de sensaciones que nos llevan, a partir del estricto cóctel y la enfurecida vanguardia, a una nueva forma de vivir y sentir la gastronomía.
El Economista
A la espera del inminente Tickets (el espacio anexo), el 41º, una hibridación explosiva de coctelería, snacks y lujos posibles, vuelve a marcar efectivamente el camino hacia un futuro sólo posible desde la revolución de El Bulli. Si Albert demolió los pesados anacronismos de la tapa tradicional con su anterior Inopia, ahora, junto a su hermano, empieza a engullir horizontes donde el concepto de tapa se dispara hacia infinitos de asombros y sutilezas.
Inclasificable
El 41º no es clasificable. Al menos, desde lo conocido hasta ahora. La adición de cócteles clásicos -alguno con un guiño a las texturas de vanguardia- y snacks, tanto históricos como más actuales de El Bulli, representa un viaje a zonas sensoriales provocativas y excitantes.
La carta de ostras, todo un manifiesto al color y la emoción, propone experiencias con ponzu de yuzu y huevas de salmón, jugo de lichis y puré de rábano picante, vinagre de Jerez, chalota y caviar de aceite de oliva virgen, clorofila de menta y explosivo fingerlime? O en tartare con caviar Osetra. Luego están los impactos insoslayables: olivas rellenas sferificadas, pescaíto frito, cortezas 'que viva México', mini mozzarellas con albahaca, el famoso corte de parmesano, la crêpe Pekín? ¿Y un cebiche de berberechos? ¿Marshmallows de lima y coco?
Nuevos mundos de sensaciones que nos llevan, a partir del estricto cóctel y la enfurecida vanguardia, a una nueva forma de vivir y sentir la gastronomía.
El Economista

c
Madrid, 10 feb (EFE).- Canal Cocina estrena mañana, 11 de noviembre de 2011, un programa especial sobre la última edición de la cumbre gastronómica Madrid Fusión en el que podrán verse entrevistas a algunos de los mejores cocineros del mundo con sus últimas creaciones y las tendencias culinarias más innovadoras.
Esta cita internacional, celebrada del 25 al 27 de enero pasado en Madrid, congregó a decenas de chefs y otros profesionales del mundo de la gastronomía para analizar, por noveno año consecutivo, el presente y futuro de la alta cocina, esta vez con especial atención a las fórmulas exitosas de negocio.
El pan, la coctelería, los postres y las emociones como la sensualidad o el humor aplicadas a las recetas fueron algunas de las cuestiones que se abordaron en Madrid Fusión, cuya primera jornada la protagonizó el cocinero Ferrán Adriá con la presentación del proyecto arquitectónico de El Bulli Foundation.
Fuente: Agencia EFE
Madrid, 10 feb (EFE).- Canal Cocina estrena mañana, 11 de noviembre de 2011, un programa especial sobre la última edición de la cumbre gastronómica Madrid Fusión en el que podrán verse entrevistas a algunos de los mejores cocineros del mundo con sus últimas creaciones y las tendencias culinarias más innovadoras.
Esta cita internacional, celebrada del 25 al 27 de enero pasado en Madrid, congregó a decenas de chefs y otros profesionales del mundo de la gastronomía para analizar, por noveno año consecutivo, el presente y futuro de la alta cocina, esta vez con especial atención a las fórmulas exitosas de negocio.
El pan, la coctelería, los postres y las emociones como la sensualidad o el humor aplicadas a las recetas fueron algunas de las cuestiones que se abordaron en Madrid Fusión, cuya primera jornada la protagonizó el cocinero Ferrán Adriá con la presentación del proyecto arquitectónico de El Bulli Foundation.
Fuente: Agencia EFE

Ferran Adria, father of molecular gastronomy, whips up ‘idea center’ for world
NO MATTER how many stars there are in the culinary sky, when Ferran Adria is the scheduled speaker, the huge auditorium is filled up.
That’s what happened during the three-day food conference known as Madrid Fusion, Spain’s major culinary show, where chefs and even computer technologists from all over the world gather to hear the latest techniques and show off their creativity. This year, it was held Jan. 25-27.
Adria wasn’t an imposing figure. He wasn’t tall, was balding and was dressed in street clothes instead of his trademark whites. But when he began to talk, the big auditorium was quiet.
Adria began by saying that last year when he announced the closing of elBulli, his revolutionary and successful restaurant in Roses, Spain, none of the journalists asked him what he was going to do next. And so he was announcing at this time that when elBulli closes in June 30 this year, the elBulli Foundation would begin the same day. He was supposed to make the announcement in 2013 but decided to move it ahead.
It wasn’t easy to digest everything chef Adria was explaining. It was bewildering in the sense that here was a genius trying to explain what he wanted to do next, and in a way that to him sounded plain and simple. There was a session just for the press afterwards to take in more questions from the media.
But it wasn’t as enlightening either. My simplistic summary of the presentation is that the Foundation, situated near elBulli, would be a place where chefs can create, discuss and interact with other researchers like journalists, scientists and philosophers.
Digital innovations
First, Adria wanted to show the physical look of the Foundation. For that he called his architect, Eric Ruiz Geli, whom he described as a man who listens to the ideas of clients rather than insists on his own.
When Geli began his presentation by saying how people, places and things were made of molecules arranged in a certain way, I remembered the term which has come to describe Adria’s cooking—molecular gastronomy. It’s a term Adria himself hates, according to his biographer Colman Andrews in the book, “Ferran Adria: The Man Who Changed the Way We Eat” (Phaidon Press, Ltd., London, 2010).
The foundation design will include new materials and digital innovations that would probably make it a showcase of a new architecture that takes into consideration such factors as salinity levels, winds, relative humidity, geothermal and photosynthesis. It also promises to cut carbon emissions.
The initial plans for what Adria called the “idea center” showed several demijohns with walls made probably of a glass-like material and pillars like the neck of that glass container supporting the roof, which looked like a wavy net with peaks and ebbs. This is a place where chefs can create, said Adria. He suggested that chefs needed a place away from the kitchen to create, and the Foundation would provide that space and that quiet time, but at the same time keep the fun going.
Adria promised to uphold the natural preserve of Cala Montejo, the place in the region of elBulli. The seascape and landscape will be integrated into the design.
Apart from the “idea center,” Adria announced there will be an elBulli archive, a data center with digitized files of recipes and experiments done during the 15 years of the restaurant.
ElBulli’s history
In 1987, elBulli decided to close for 6 months; Adria said it was because no one came in the winter. In 1993, a 350-square meter kitchen was built for the 19 to 12 chefs then working, which eventually ballooned to 45 chefs. The expansion left him and his partners nearly broke.
In 1998, the Barcelona workshop was opened even as he confessed he didn’t know what a workshop was. But this was when he understood that creativity and productivity were separate. Restaurateurs were bewildered that he only served dinner most of the time, when opening the whole year and serving both lunch and dinner could have earned him millions of euros.
And then elBulli had no menu which made it difficult for culinary guides like Michelin to appraise the restaurant.
“A menu would have shackled us,” was his explanation.
It was beginning in 2002 when, for a year and a half, he and his team didn’t create anything for elBulli. He went to Japan, fixed up the restaurant in 2007-2008, but in 2009 realized that something was missing. If his chefs wanted to create, this was not the way to go, he thought.
The Foundation was the answer to Adria’s need to have a new stimulus. He and his partners will spend their own money, about 600,000-800,000 euros for this project. “We’re a bit crazy,” said Adria—but also because “so as not to be humdrum.”
Perhaps he knew we were bewildered, and he assured the audience with his parting words. “Trust us,” he said.
After he made elBulli the number one restaurant in the world, influenced countless chefs with his ideas and changed the way many of them cook, that isn’t asking much.
E-mail the author at pinoyfood04@ yahoo.com
Errata
Aldrin Salipande noted how the subhead of the article on Lucban said his hometown is part of Laguna. Nothing in the article, though, said that, and I apologize.
On the Dimas-Alang Bakery story, Robert Javier corrects his father-in-law’s first name as Manolo, not Manalo, and that of Manolo’s wife as Payapa, Paying or Baby to friends. And for the many people who asked for the address of Dimas-Alang Bakery, it’s 52 A. Mabini, St., Kapasigan, Pasig.
NO MATTER how many stars there are in the culinary sky, when Ferran Adria is the scheduled speaker, the huge auditorium is filled up.
That’s what happened during the three-day food conference known as Madrid Fusion, Spain’s major culinary show, where chefs and even computer technologists from all over the world gather to hear the latest techniques and show off their creativity. This year, it was held Jan. 25-27.
Adria wasn’t an imposing figure. He wasn’t tall, was balding and was dressed in street clothes instead of his trademark whites. But when he began to talk, the big auditorium was quiet.
Adria began by saying that last year when he announced the closing of elBulli, his revolutionary and successful restaurant in Roses, Spain, none of the journalists asked him what he was going to do next. And so he was announcing at this time that when elBulli closes in June 30 this year, the elBulli Foundation would begin the same day. He was supposed to make the announcement in 2013 but decided to move it ahead.
It wasn’t easy to digest everything chef Adria was explaining. It was bewildering in the sense that here was a genius trying to explain what he wanted to do next, and in a way that to him sounded plain and simple. There was a session just for the press afterwards to take in more questions from the media.
But it wasn’t as enlightening either. My simplistic summary of the presentation is that the Foundation, situated near elBulli, would be a place where chefs can create, discuss and interact with other researchers like journalists, scientists and philosophers.
Digital innovations
First, Adria wanted to show the physical look of the Foundation. For that he called his architect, Eric Ruiz Geli, whom he described as a man who listens to the ideas of clients rather than insists on his own.
When Geli began his presentation by saying how people, places and things were made of molecules arranged in a certain way, I remembered the term which has come to describe Adria’s cooking—molecular gastronomy. It’s a term Adria himself hates, according to his biographer Colman Andrews in the book, “Ferran Adria: The Man Who Changed the Way We Eat” (Phaidon Press, Ltd., London, 2010).
The foundation design will include new materials and digital innovations that would probably make it a showcase of a new architecture that takes into consideration such factors as salinity levels, winds, relative humidity, geothermal and photosynthesis. It also promises to cut carbon emissions.
The initial plans for what Adria called the “idea center” showed several demijohns with walls made probably of a glass-like material and pillars like the neck of that glass container supporting the roof, which looked like a wavy net with peaks and ebbs. This is a place where chefs can create, said Adria. He suggested that chefs needed a place away from the kitchen to create, and the Foundation would provide that space and that quiet time, but at the same time keep the fun going.
Adria promised to uphold the natural preserve of Cala Montejo, the place in the region of elBulli. The seascape and landscape will be integrated into the design.
Apart from the “idea center,” Adria announced there will be an elBulli archive, a data center with digitized files of recipes and experiments done during the 15 years of the restaurant.
ElBulli’s history
In 1987, elBulli decided to close for 6 months; Adria said it was because no one came in the winter. In 1993, a 350-square meter kitchen was built for the 19 to 12 chefs then working, which eventually ballooned to 45 chefs. The expansion left him and his partners nearly broke.
In 1998, the Barcelona workshop was opened even as he confessed he didn’t know what a workshop was. But this was when he understood that creativity and productivity were separate. Restaurateurs were bewildered that he only served dinner most of the time, when opening the whole year and serving both lunch and dinner could have earned him millions of euros.
And then elBulli had no menu which made it difficult for culinary guides like Michelin to appraise the restaurant.
“A menu would have shackled us,” was his explanation.
It was beginning in 2002 when, for a year and a half, he and his team didn’t create anything for elBulli. He went to Japan, fixed up the restaurant in 2007-2008, but in 2009 realized that something was missing. If his chefs wanted to create, this was not the way to go, he thought.
The Foundation was the answer to Adria’s need to have a new stimulus. He and his partners will spend their own money, about 600,000-800,000 euros for this project. “We’re a bit crazy,” said Adria—but also because “so as not to be humdrum.”
Perhaps he knew we were bewildered, and he assured the audience with his parting words. “Trust us,” he said.
After he made elBulli the number one restaurant in the world, influenced countless chefs with his ideas and changed the way many of them cook, that isn’t asking much.
E-mail the author at pinoyfood04@ yahoo.com
Errata
Aldrin Salipande noted how the subhead of the article on Lucban said his hometown is part of Laguna. Nothing in the article, though, said that, and I apologize.
On the Dimas-Alang Bakery story, Robert Javier corrects his father-in-law’s first name as Manolo, not Manalo, and that of Manolo’s wife as Payapa, Paying or Baby to friends. And for the many people who asked for the address of Dimas-Alang Bakery, it’s 52 A. Mabini, St., Kapasigan, Pasig.

Fundación deliciosa Ferran Adrià abre un centro gastronómico multidisciplinar
ROSES, España.— El chef Ferran Adrià presentó recientemente la Fundación El Bulli en Roses, en el noreste de España, un proyecto económico innovador en gastronomía, turismo y arquitectura, en el que desea una participación multidisciplinar.
"Queremos que todos participen", ha manifestado Adrià sobre un proyecto que, a su entender, beneficiará económicamente a Roses, en Girona, Cataluña y España.
El cocinero explicó la Fundación El Bulli ante una audiencia poco habitual: su equipo al completo, sus vecinos de Roses y representantes de instituciones locales, comarcales y de toda Cataluña, aquellos que han sido testigos de primera fila del ascenso a lo más alto de este pequeño restaurante de Cala Montjoi.
Ferran Adrià explicó de forma distendida los detalles de su nueva fundación, de la que dijo entre risas que es "algo muy raro que a la gente le cuesta entender" y de la que tuvo que dar detalles para que la gente "se lo creyera de verdad" y confiase en "que el espíritu del Bulli va a continuar".
Su centro de creatividad gastronómica servirá para innovar en el campo de la cocina, gracias a un equipo de unos treinta cocineros que se dedicarán a tiempo completo a la investigación culinaria.
La Fundación incidirá también en el ámbito del turismo y la arquitectura, ya que se ubicará en un edificio de emisiones cero, pionero en el mundo.
"Hoy ha sido un día muy importante. Queríamos transmitir que este es un proyecto de todos. No estamos hablando de un negocio para nosotros sino de una fundación que va a ser buena para todos", señaló.
Adrià indicó que el 31 de julio, el restaurante El Bulli se transformará en El Bulli Foundation, aunque el proyecto arquitectónico cien por cien sostenible de Enric Ruiz-Geli, arquitecto y vecino de Figueres, no estará completo hasta junio y las obras no comenzarán hasta finales de este año.
La nueva fundación abrirá oficialmente sus puertas en 2014, financiada enteramente por inversión privada, aunque Adrià ha explicado que ya habían firmado un acuerdo con la Generalitat de Catalunya que les permita llevar a cabo las obras necesarias para su transformación en pleno parque natural del Cap de Creus.
Fuente: Agencia EFE
ROSES, España.— El chef Ferran Adrià presentó recientemente la Fundación El Bulli en Roses, en el noreste de España, un proyecto económico innovador en gastronomía, turismo y arquitectura, en el que desea una participación multidisciplinar.
"Queremos que todos participen", ha manifestado Adrià sobre un proyecto que, a su entender, beneficiará económicamente a Roses, en Girona, Cataluña y España.
El cocinero explicó la Fundación El Bulli ante una audiencia poco habitual: su equipo al completo, sus vecinos de Roses y representantes de instituciones locales, comarcales y de toda Cataluña, aquellos que han sido testigos de primera fila del ascenso a lo más alto de este pequeño restaurante de Cala Montjoi.
Ferran Adrià explicó de forma distendida los detalles de su nueva fundación, de la que dijo entre risas que es "algo muy raro que a la gente le cuesta entender" y de la que tuvo que dar detalles para que la gente "se lo creyera de verdad" y confiase en "que el espíritu del Bulli va a continuar".
Su centro de creatividad gastronómica servirá para innovar en el campo de la cocina, gracias a un equipo de unos treinta cocineros que se dedicarán a tiempo completo a la investigación culinaria.
La Fundación incidirá también en el ámbito del turismo y la arquitectura, ya que se ubicará en un edificio de emisiones cero, pionero en el mundo.
"Hoy ha sido un día muy importante. Queríamos transmitir que este es un proyecto de todos. No estamos hablando de un negocio para nosotros sino de una fundación que va a ser buena para todos", señaló.
Adrià indicó que el 31 de julio, el restaurante El Bulli se transformará en El Bulli Foundation, aunque el proyecto arquitectónico cien por cien sostenible de Enric Ruiz-Geli, arquitecto y vecino de Figueres, no estará completo hasta junio y las obras no comenzarán hasta finales de este año.
La nueva fundación abrirá oficialmente sus puertas en 2014, financiada enteramente por inversión privada, aunque Adrià ha explicado que ya habían firmado un acuerdo con la Generalitat de Catalunya que les permita llevar a cabo las obras necesarias para su transformación en pleno parque natural del Cap de Creus.
Fuente: Agencia EFE

SANTI COLL/CARLES AYATS – Primer a Madrid Fusión i ara al Teatre de Roses. La universalitat sense perdre les arrels. Està satisfet de com l´han rebut i escoltat a casa?
– Ha vingut tothom i ha quedat molt clar que aquest ha de ser un projecte de tots. Hem de treballar perquè no hi hagi cap problema i si n´hi ha un, el tindrem tots. Nosaltres som uns petits empresaris, no som multimilionaris ni molt menys. Aquesta és una aposta molt i molt forta, però volem que hi participi tothom, per això hem fet una fundació. També ha de quedar molt clar que hi volem tots els partits polítics. És la llibertat que tenim de poder dir que anem tots a una. El Bulli, en Juli i jo sempre hem ajudat la gent i ara esperem que la gent estigui amb el tema.
– Sempre poden sorgir entrebancs: el Parc Natural, la Llei de costes...
– La Llei de costes, en principi, no ha d´afectar. Hi ha dues o tres possibilitats de patir entrebancs (amb les normes de protecció del Parc) i per això hem parlat amb la Generalitat des del primer moment. Farem tot, tot, tot, com s´hagi de fer. En l´àmbit arquitectònic ja tenim el permís, aquí tota la qüestió és el tema de la sostenibilitat. Aquí no podem posar, per exemple, molins petits, perquè l´impediment estava pensat per als grans aerogeneradors. S´haurà de valorar què podem fer. Seria una llàstima que no poguéssim tirar endavant un projecte que és un model de sostenibilitat. Dins d´un parc natural, aquest tema ha de ser possible amb l´ajut dels millors tècnics del món.
– S´ha de treballar amb molta prudència, doncs.
– No és que anem a la Generalitat o a l´Ajuntament perquè ens di guin "ens ho porteu i ens ho mirem", no. La qüestió és que treballem junts per fer-ho possible. I, a més, en un moment com l´actual, arribar davant l´administració per parlar d´un projecte en el qual no hi ha de posar ni un duro de diner públic i que, a més, tindrà tota la visibilitat social possible en un àmbit mundial, impedir-ho entraria en un nivell de surrealisme important. Estem en la terra del surrealisme, però...
– Vostè sempre esmenta Dalí com un referent. Quan ell va dir que volia fer un Museu a Figueres no tothom el va mirar amb bon ull... Té la sensació d´estar oferint una oportunitat única a Roses i al país?
– Precisament per això hem volgut reunir tothom per a mostrar que això és un projecte socioeconòmic que ha d´arribar a ser icònic. A partir d´aquí, el que vingui. Quins deu projectes socioeconòmics i sostenibles es poden fer més? Per exemple, la llotja de peix de Roses, ella sola, és un deu. Hem de fer una llotja modèlica per tal que la gent vingui expressament. La gent va a l´aquari... hem de ser valents dins de models econòmics sostenibles.
– Ja està dit, però el gran objectiu és perpetuar la memòria d´El Bulli.
– És l´objectiu, que El Bulli perduri després de nosaltres. L´objectiu d´ara és aconseguir sostenir econòmicament el projecte durant els propers deu anys. Necessitem deu anys amb fons per a estar tranquils. Això ho gestionarà l´equip bàsic, Lluís Garcia, Lluís Biosca, Marc Cuspinera... Ells diran quants diners fan falta i la meva feina és aportar-los. Estem lluitant perquè el 2014 obrim amb aquests deu anys garantits, per no patir. De moment, no paren d´arribar-nos possibles patrons i possibles patrocinadors peral projecte...
– Madrid, Roses i ara tocarà presentar el projecte i la Fundació a Nova York.
– Ei, que quedi clar, no paro ni pararé de difondre Roses, l´Empordà, la Costa Brava i Catalunya a tot el món, perquè sóc d´aquí! És el que faré a Nova York. Per això és molt important que tots hi esti guem al darrere, i estic molt content perquè sembla que ha quedat molt clar que ha de ser així.
Font:www.regio7.cat
Font:www.regio7.cat

4 Feb 2011 - Reviews and ratings of El Bulli, a restaurant in Girona, Spain, from The New York Times.
Frommer's Review
Chef Ferran Adrià is hailed as the most exciting chef in Spain. The press has dubbed him the "Salvador Dalí of the kitchen" because of his creative approach to cookery. Joël Robuchon, hailed as the world's best chef before his retirement in Paris, has announced that Adrià is the best chef in the world (Photo Flicker: Langoustine Air).
Adrià operates his luxe eatery in the little hamlet of Roses, but many of the most discerning palates in Catalonia seek out this restaurant. Michelin grants it three stars, an accolade most often reserved for the top restaurant of Paris. El Bulli, which means "innovative" in Spanish, lives up to its name.
Most guests order a 12-course tasting menu finer than any you'll be served in Barcelona's top restaurants. You never know what's going to appear, but you can expect the most delightful surprises, based on the season's finest produce. One dish alone should give Adrià culinary immortality: his lasagna of calamari.
Travel + Leisure has hailed El Bulli as "the world's most outrageously creative kitchen," and we concur.
Source: NYTimes Travel Magazine
Frommer's Review
Chef Ferran Adrià is hailed as the most exciting chef in Spain. The press has dubbed him the "Salvador Dalí of the kitchen" because of his creative approach to cookery. Joël Robuchon, hailed as the world's best chef before his retirement in Paris, has announced that Adrià is the best chef in the world (Photo Flicker: Langoustine Air).
Adrià operates his luxe eatery in the little hamlet of Roses, but many of the most discerning palates in Catalonia seek out this restaurant. Michelin grants it three stars, an accolade most often reserved for the top restaurant of Paris. El Bulli, which means "innovative" in Spanish, lives up to its name.
Most guests order a 12-course tasting menu finer than any you'll be served in Barcelona's top restaurants. You never know what's going to appear, but you can expect the most delightful surprises, based on the season's finest produce. One dish alone should give Adrià culinary immortality: his lasagna of calamari.
Travel + Leisure has hailed El Bulli as "the world's most outrageously creative kitchen," and we concur.
Source: NYTimes Travel Magazine
Ferran Adria interview: The culinary wizard on life after el Bulli
By Harriet Alexander
Ferran Adria, widely credited as being one of the world's finest chefs, tells Harriet Alexander why the end of el Bulli is only the beginning.
For Ferran Adrià, the Spanish chef who delights in turning things on their head, the end is just the beginning.
Having announced in January last year that he would close el Bulli, his famed restaurant near Barcelona which is widely acclaimed as one of the world's finest, last week in Madrid he was talking about its rebirth.
"Throughout the history of el Bulli, there have been many changes in its organisation or philosophy," he told the Madrid Fusion food festival – the same place where 12 months ago he dropped the bombshell of closing the restaurant in July.
"This is another one of those moments. There will be risk, and freedom, and creativity. But there won't be opening hours, or reservations, or routines."
Mr Adrià took to the stage in Madrid to unveil "el Bulli Foundation" - the latest development from the man described by the New York Times as the chef "who would have been the caterer of choice for the Mad Hatter".
Source: UK Telegraph
By Harriet Alexander
Ferran Adria, widely credited as being one of the world's finest chefs, tells Harriet Alexander why the end of el Bulli is only the beginning.
For Ferran Adrià, the Spanish chef who delights in turning things on their head, the end is just the beginning.
Having announced in January last year that he would close el Bulli, his famed restaurant near Barcelona which is widely acclaimed as one of the world's finest, last week in Madrid he was talking about its rebirth.
"Throughout the history of el Bulli, there have been many changes in its organisation or philosophy," he told the Madrid Fusion food festival – the same place where 12 months ago he dropped the bombshell of closing the restaurant in July.
"This is another one of those moments. There will be risk, and freedom, and creativity. But there won't be opening hours, or reservations, or routines."
Mr Adrià took to the stage in Madrid to unveil "el Bulli Foundation" - the latest development from the man described by the New York Times as the chef "who would have been the caterer of choice for the Mad Hatter".
Source: UK Telegraph
- Ferrán Adriá presentó el martes 25 de enero de 2011 el 'nuevo Bulli' en Madrid Fusión.
- El restaurante cierra en junio y reabrirá en 2014 como fundación privada
- Se convertirá en archivo y centro de creacion para fomentar la creatividad
POR ANA BELÉN GARCÍA FLORES
Primer día de Madrid Fusión. Palacio de Congresos de Madrid. 13:00 horas. Una pregunta insistente recorre el abarrotado auditorio.¿Pero El Bulli, no había cerrado?, harto de esta cuestión y de especulaciones Ferrán Adriá ha decidido poner ‘negro sobre blanco’ el futuro por donde transitará su celebérrima ‘criatura’.

Una fundación privada sin ánimo de lucro que se sufragará con unos fondos anuales de entre 600.000 y 800.000 euros. Dinero procedente de las otras empresas de Adriá y sus socios. Eso para abrir boca.
“El Bulli como restaurante era un concepto ya agotado. Necesitábamos arriesgarnos. Un nuevo escenario. Un nuevo proyecto”, asegura Adriá. Ferrán Adriá repite constantemente la palabra “creatividad”. “Es lo que más nos importa”, apunta. Madrid Fusión ha sido el escenario elegido para la presentación.
“No podía ser de otra forma.La puesta de largo era para el 2012 pero vamos muy adelantados. Me siento liberado así la gente sabrá que no es un farol que estamos ahí”, asegura el “alma mater” del restaurante de Roses, elegido cuatro años consecutivos como el mejor del mundo.
Archivo y centro creativo
El Bulli Foundation se convertirá en un inmenso archivo visitable donde cabrán los documentos que recogen más de 50 años de historia.
También se transformará en un centro de creación estrechamente vinculado a las nuevas tecnologías, dónde cada día se “volcarán” en la red todas las innovaciones que surjan de las prácticas del equipo internacional, a las que tendrán acceso “todos los cocineros del mundo”.
¿Y se podrá comer?, le preguntan en la rueda de prensa. ”La comida estará ahí. Está claro. Habrá feed-back. De alguna forma llegará al público”, explica Ferrán Adriá.
Comienza la cuenta atrás
Así serán las entrañas del ‘nuevo Bulli’ pero por fuera la fundación también promete sorprender. Adriá se ha rodeado de los mejores.
El arquitecto catalán Enric Ruiz capitanea la metamorfosis de un edificio que pretende fundirse con el entorno (El Parque Natural ‘Cap de Creus’). Será un complejo completamente sostenible inspirado en la naturaleza.
“Es muy importante que investigación, paisaje y arquitectura estén en equilibrio y que también estemos a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático”, cuenta el arquitecto durante la presentación.
El proyecto se presenta como un reto gigantesco. En verano el restaurante tal y como lo conocemos cerrará sus puertas. El último trimestre de 2011 comenzarán las obras. “Nunca he dicho que El Bulli pierda dinero. El Bulli cuesta dinero”, recalca Adriá, pero nuestra obligación es seguir innovando”, concluye.
Fuente: RTVE

- El equipo de base será fijo y estará formado por unas 10 personas
- Se efectuara una preselección por Internet para elegir a los colaboradores
- No se podrán hacer reservas, pero sí habrá visitas concertadas
Por Amaya García
No habrá ninguna regla fija
Hoy es el día de Ferrán Adriá. El día en que todos están pendientes de los secretos de la nueva fundación tras el cierre de 'El Bulli'. Mientras llega el momento de levantar el telón, ELMUNDO.es ya ha podido saber que el nuevo proyecto se denominará 'elBulli Foundation' y que tendrá previsto abrir sus puertas en 2014, aunque no hay fecha concreta.
El propio Ferrán Adriá reconocía poco después ante un auditorio a reventar que él y su equipo le dieron "50.000 vueltas al nombre del nuevo proyecto" y que eligieron elBulli Foundation "para reivindicar el concepto de fundación".
"Habrá riesgo, libertad y creatividad. Por ello no habrá ni horarios ni reservas ni rutinas". Este es el lema con el que nacerá la fundación. Un, por el momento, proyecto, que se situará en el mismo lugar que 'El Bulli', en la Cala Montjoi de la localidad catalana de Roses y costará al año entre 600.000 y 800.000 euros. "que saldrán de mi bolsillo y del de mi socio, Juli Soler".
Como ya anunciaron Internet va a ser una de sus claves. El equipo de base de la fundación será fijo y estará formado por unas 10 personas. Además, participarán colaboradores en el proyecto, alrededor de 15 por temporada, sobre todo cocineros, aunque también de otras disciplinas como diseño o arquitectura.
En primer lugar, se efectuara una preselección en la red, en base al curriculum, y luego unas pruebas en la propia Fundación. Se elegirán con un año de antelación, de modo que ya lo sepan con suficiente tiempo como para que, una vez escogidos, puedan entrar en contacto entre sí a través de una web interna creada para este fin.
A estos profesionales se les pagarán unos honorarios por su participación, aunque no se podrán hacer reservas, pero sí habrá visitas concertadas y en unos meses concretos.
Asimismo habrá una dirección creativa compuesta por cuatro o cinco personas y luego cuatro equipos formados pos cinco personas cada uno, además de otro equipo volante integrado por creativos que no sean de la fundación.

En definitiva, no habrá ninguna regla fija. "Podrán ir desde una clase de adolescentes hasta el gourmet más exclusivo del mundo", aseguran desde la fundación.
Miami, Nueva York, Londres, Buenos Aires, Berlín, México, Madrid y Barcelona serán algunas de las ciudades en las que se materializará una serie de acciones que acogerán, entre otras, cursos de formación creativa, encuentros y conferencias relacionadas con la innovación y la tecnología.
El objetivo de la fundación, por tanto, será ser un archivador de 'El Bulli' Restaurante' tanto a nivel físico como digital, pero sobre todo será un centro de creatividad, que compartirá ideas y hallazgos a través de Internet con cocineros de todo el mundo.
Hace unos meses fue el propio chef el que anunció su deseo de cerrar sus fogones durante dos años para transformarlo en un "laboratorio único en el mundo que será un referente internacional y una fuente de inspiración constante en lo relacionado con la creatividad y la innovación".
En la presentación también ha estado el arquitecto responsable de la transformación del restaurante en el nuevo proyecto de Adriá. Enric Ruiz Geli ha explicado que "la fundación será una idea piloto en arquitectura sostenible y respetuoso con el medio ambiente".

Ferran Adria, father of molecular gastronomy, whips up ‘idea center’ for world
By By Micky Fenix
NO MATTER how many stars there are in the culinary sky, when Ferran Adria is the scheduled speaker, the huge auditorium is filled up.
That’s what happened during the three-day food conference known as Madrid Fusion, Spain’s major culinary show, where chefs and even computer technologists from all over the world gather to hear the latest techniques and show off their creativity. This year, it was held Jan. 25-27.
Adria wasn’t an imposing figure. He wasn’t tall, was balding and was dressed in street clothes instead of his trademark whites. But when he began to talk, the big auditorium was quiet (Photo El País, Adria in Madrid Fusion 2011).
Adria began by saying that last year when he announced the closing of elBulli, his revolutionary and successful restaurant in Roses, Spain, none of the journalists asked him what he was going to do next. And so he was announcing at this time that when elBulli closes in June 30 this year, the elBulli Foundation would begin the same day. He was supposed to make the announcement in 2013 but decided to move it ahead.
It wasn’t easy to digest everything chef Adria was explaining. It was bewildering in the sense that here was a genius trying to explain what he wanted to do next, and in a way that to him sounded plain and simple. There was a session just for the press afterwards to take in more questions from the media.
But it wasn’t as enlightening either. My simplistic summary of the presentation is that the Foundation, situated near elBulli, would be a place where chefs can create, discuss and interact with other researchers like journalists, scientists and philosophers.
Digital innovations
First, Adria wanted to show the physical look of the Foundation. For that he called his architect, Eric Ruiz Geli, whom he described as a man who listens to the ideas of clients rather than insists on his own.
When Geli began his presentation by saying how people, places and things were made of molecules arranged in a certain way, I remembered the term which has come to describe Adria’s cooking—molecular gastronomy. It’s a term Adria himself hates, according to his biographer Colman Andrews in the book, “Ferran Adria: The Man Who Changed the Way We Eat” (Phaidon Press, Ltd., London, 2010).
The foundation design will include new materials and digital innovations that would probably make it a showcase of a new architecture that takes into consideration such factors as salinity levels, winds, relative humidity, geothermal and photosynthesis. It also promises to cut carbon emissions.
The initial plans for what Adria called the “idea center” showed several demijohns with walls made probably of a glass-like material and pillars like the neck of that glass container supporting the roof, which looked like a wavy net with peaks and ebbs. This is a place where chefs can create, said Adria. He suggested that chefs needed a place away from the kitchen to create, and the Foundation would provide that space and that quiet time, but at the same time keep the fun going.
Adria promised to uphold the natural preserve of Cala Montejo, the place in the region of elBulli. The seascape and landscape will be integrated into the design (Photo Ricardo Gutiérrez, Adria 17/Jan/2007).
Apart from the “idea center,” Adria announced there will be an elBulli archive, a data center with digitized files of recipes and experiments done during the 15 years of the restaurant.
ElBulli’s history
In 1987, elBulli decided to close for 6 months; Adria said it was because no one came in the winter. In 1993, a 350-square meter kitchen was built for the 19 to 12 chefs then working, which eventually ballooned to 45 chefs. The expansion left him and his partners nearly broke.
In 1998, the Barcelona workshop was opened even as he confessed he didn’t know what a workshop was. But this was when he understood that creativity and productivity were separate. Restaurateurs were bewildered that he only served dinner most of the time, when opening the whole year and serving both lunch and dinner could have earned him millions of euros.
And then elBulli had no menu which made it difficult for culinary guides like Michelin to appraise the restaurant.
“A menu would have shackled us,” was his explanation.
It was beginning in 2002 when, for a year and a half, he and his team didn’t create anything for elBulli. He went to Japan, fixed up the restaurant in 2007-2008, but in 2009 realized that something was missing. If his chefs wanted to create, this was not the way to go, he thought.
The Foundation was the answer to Adria’s need to have a new stimulus. He and his partners will spend their own money, about 600,000-800,000 euros for this project. “We’re a bit crazy,” said Adria—but also because “so as not to be humdrum.”
Perhaps he knew we were bewildered, and he assured the audience with his parting words. “Trust us,” he said.
After he made elBulli the number one restaurant in the world, influenced countless chefs with his ideas and changed the way many of them cook, that isn’t asking much.
Errata
Aldrin Salipande noted how the subhead of the article on Lucban said his hometown is part of Laguna. Nothing in the article, though, said that, and I apologize.
On the Dimas-Alang Bakery story, Robert Javier corrects his father-in-law’s first name as Manolo, not Manalo, and that of Manolo’s wife as Payapa, Paying or Baby to friends. And for the many people who asked for the address of Dimas-Alang Bakery, it’s 52 A. Mabini, St., Kapasigan, Pasig.
E-mail the author at pinoyfood04@ yahoo.com - Source: Daily Inquirer
By By Micky Fenix
NO MATTER how many stars there are in the culinary sky, when Ferran Adria is the scheduled speaker, the huge auditorium is filled up.
That’s what happened during the three-day food conference known as Madrid Fusion, Spain’s major culinary show, where chefs and even computer technologists from all over the world gather to hear the latest techniques and show off their creativity. This year, it was held Jan. 25-27.
Adria wasn’t an imposing figure. He wasn’t tall, was balding and was dressed in street clothes instead of his trademark whites. But when he began to talk, the big auditorium was quiet (Photo El País, Adria in Madrid Fusion 2011).
Adria began by saying that last year when he announced the closing of elBulli, his revolutionary and successful restaurant in Roses, Spain, none of the journalists asked him what he was going to do next. And so he was announcing at this time that when elBulli closes in June 30 this year, the elBulli Foundation would begin the same day. He was supposed to make the announcement in 2013 but decided to move it ahead.
It wasn’t easy to digest everything chef Adria was explaining. It was bewildering in the sense that here was a genius trying to explain what he wanted to do next, and in a way that to him sounded plain and simple. There was a session just for the press afterwards to take in more questions from the media.
But it wasn’t as enlightening either. My simplistic summary of the presentation is that the Foundation, situated near elBulli, would be a place where chefs can create, discuss and interact with other researchers like journalists, scientists and philosophers.
Digital innovations
First, Adria wanted to show the physical look of the Foundation. For that he called his architect, Eric Ruiz Geli, whom he described as a man who listens to the ideas of clients rather than insists on his own.
When Geli began his presentation by saying how people, places and things were made of molecules arranged in a certain way, I remembered the term which has come to describe Adria’s cooking—molecular gastronomy. It’s a term Adria himself hates, according to his biographer Colman Andrews in the book, “Ferran Adria: The Man Who Changed the Way We Eat” (Phaidon Press, Ltd., London, 2010).
The foundation design will include new materials and digital innovations that would probably make it a showcase of a new architecture that takes into consideration such factors as salinity levels, winds, relative humidity, geothermal and photosynthesis. It also promises to cut carbon emissions.
The initial plans for what Adria called the “idea center” showed several demijohns with walls made probably of a glass-like material and pillars like the neck of that glass container supporting the roof, which looked like a wavy net with peaks and ebbs. This is a place where chefs can create, said Adria. He suggested that chefs needed a place away from the kitchen to create, and the Foundation would provide that space and that quiet time, but at the same time keep the fun going.

Apart from the “idea center,” Adria announced there will be an elBulli archive, a data center with digitized files of recipes and experiments done during the 15 years of the restaurant.
ElBulli’s history
In 1987, elBulli decided to close for 6 months; Adria said it was because no one came in the winter. In 1993, a 350-square meter kitchen was built for the 19 to 12 chefs then working, which eventually ballooned to 45 chefs. The expansion left him and his partners nearly broke.
In 1998, the Barcelona workshop was opened even as he confessed he didn’t know what a workshop was. But this was when he understood that creativity and productivity were separate. Restaurateurs were bewildered that he only served dinner most of the time, when opening the whole year and serving both lunch and dinner could have earned him millions of euros.
And then elBulli had no menu which made it difficult for culinary guides like Michelin to appraise the restaurant.
“A menu would have shackled us,” was his explanation.
It was beginning in 2002 when, for a year and a half, he and his team didn’t create anything for elBulli. He went to Japan, fixed up the restaurant in 2007-2008, but in 2009 realized that something was missing. If his chefs wanted to create, this was not the way to go, he thought.
The Foundation was the answer to Adria’s need to have a new stimulus. He and his partners will spend their own money, about 600,000-800,000 euros for this project. “We’re a bit crazy,” said Adria—but also because “so as not to be humdrum.”
Perhaps he knew we were bewildered, and he assured the audience with his parting words. “Trust us,” he said.
After he made elBulli the number one restaurant in the world, influenced countless chefs with his ideas and changed the way many of them cook, that isn’t asking much.
Errata
Aldrin Salipande noted how the subhead of the article on Lucban said his hometown is part of Laguna. Nothing in the article, though, said that, and I apologize.
On the Dimas-Alang Bakery story, Robert Javier corrects his father-in-law’s first name as Manolo, not Manalo, and that of Manolo’s wife as Payapa, Paying or Baby to friends. And for the many people who asked for the address of Dimas-Alang Bakery, it’s 52 A. Mabini, St., Kapasigan, Pasig.
E-mail the author at pinoyfood04@ yahoo.com - Source: Daily Inquirer

“Si bien hay muchos chefs interesantes en toda España, el hombre que está convirtiendo la haute cuisine en alta cocina es una persona de un talento prodigioso y de formación autodidacta, el catalán Ferran Adrià”.
The New York Times Magazine, 10 de agosto de 2003 (Foto Claudine).
“La última ola en la cocina incorpora ingredientes del mundo entero, en combinaciones improbables. El emblema de este movimiento es Ferran Adrià, el chef y propietario de elBulli, en la Costa Brava, en España...”.
The New Yorker, 12 de mayo de 2003
“elBulli, el mejor restaurante del mundo”.
Restaurant Magazine, 2007
elBulli es felicidad, una nueva manera de entender y desarrollar la alta cocina que tiene como objetivo final que los comensales sean felices durante las horas que están en él. Se fundamenta en el legado del restaurante original, fundado en Cala Montjoi hace ahora más de 45 años, y es el resultado de mucha imaginación, de mucho trabajo y persistencia.
Si bien Ferran Adrià es el rostro visible, elBulli no es la creación de un genio solitario, sino la obra de un gran equipo: “Para estar arriba del todo necesitas poder contar con el mejor equipo; lo que nos distingue del resto es que somos una gran familia”, explica el chef. Esta familia “bulliciosa” tiene un núcleo que perdura a lo largo del tiempo y que garantiza su unión, y una periferia que ha ido cambiando a lo largo del tiempo, haciendo posible que elBulli se renueve constantemente. El núcleo esta formado por los propietarios de elBulli, Ferran Adrià y Juli Soler, el 50% en todos los sentidos.
Definen su relación como un matrimonio y según explica Ferran Adrià, “yo me ocupo de crear nuevos platos, mientras que el aspecto financiero lo llevamos tanto Juli como yo mismo”. Y en cuanto a los hermanos Ferran y Albert, su relación creativa es “una perfecta simbiosis”.
En palabras de Albert Adrià: “Ferran y yo tenemos una gran relación creativa, expresada en la conexión y la armonía que se producen entre sus creaciones y las mías.
Ello se traduce en un sentido de continuidad durante la comida”. También es un vínculo fuerte el que une a Albert Adrià y Oriol Castro, el duo que trabaja con Ferran en el taller de creatividad, junto con una serie de chefs de primer orden que, “podrían haber abierto y gestionado con éxito sus propios restaurantes de élite”, y que, sin embargo, decidieron quedarse con él en elBulli.
Resto del caso aquí:
The New York Times Magazine, 10 de agosto de 2003 (Foto Claudine).
“La última ola en la cocina incorpora ingredientes del mundo entero, en combinaciones improbables. El emblema de este movimiento es Ferran Adrià, el chef y propietario de elBulli, en la Costa Brava, en España...”.
The New Yorker, 12 de mayo de 2003
“elBulli, el mejor restaurante del mundo”.
Restaurant Magazine, 2007
elBulli es felicidad, una nueva manera de entender y desarrollar la alta cocina que tiene como objetivo final que los comensales sean felices durante las horas que están en él. Se fundamenta en el legado del restaurante original, fundado en Cala Montjoi hace ahora más de 45 años, y es el resultado de mucha imaginación, de mucho trabajo y persistencia.
Si bien Ferran Adrià es el rostro visible, elBulli no es la creación de un genio solitario, sino la obra de un gran equipo: “Para estar arriba del todo necesitas poder contar con el mejor equipo; lo que nos distingue del resto es que somos una gran familia”, explica el chef. Esta familia “bulliciosa” tiene un núcleo que perdura a lo largo del tiempo y que garantiza su unión, y una periferia que ha ido cambiando a lo largo del tiempo, haciendo posible que elBulli se renueve constantemente. El núcleo esta formado por los propietarios de elBulli, Ferran Adrià y Juli Soler, el 50% en todos los sentidos.
Definen su relación como un matrimonio y según explica Ferran Adrià, “yo me ocupo de crear nuevos platos, mientras que el aspecto financiero lo llevamos tanto Juli como yo mismo”. Y en cuanto a los hermanos Ferran y Albert, su relación creativa es “una perfecta simbiosis”.
En palabras de Albert Adrià: “Ferran y yo tenemos una gran relación creativa, expresada en la conexión y la armonía que se producen entre sus creaciones y las mías.
Ello se traduce en un sentido de continuidad durante la comida”. También es un vínculo fuerte el que une a Albert Adrià y Oriol Castro, el duo que trabaja con Ferran en el taller de creatividad, junto con una serie de chefs de primer orden que, “podrían haber abierto y gestionado con éxito sus propios restaurantes de élite”, y que, sin embargo, decidieron quedarse con él en elBulli.
Resto del caso aquí:
HBS Cases: Customer Feedback Not on elBulli's Menu
Published:November 18, 2009
Author: Julia Hanna

He's been called "the Salvador Dalí of the kitchen" for creations ranging from beetroot and yogurt ice-cream lollipops to a deconstructed Spanish omelet served in a parfait glass. Each year, some 2 million hopeful diners vie to be one of the fifty customers he serves each evening for the six months that elBulli, his restaurant, is open. The world is beating a path to Chef Ferran Adrià's door, but why?
"Creativity comes first; then comes the customer," he has said. So what can HBS students learn about marketing from a business owner who says he doesn't care whether or not customers like his product?
HBS assistant professor Michael Norton's interest in what motivates seemingly irrational consumer behavior has found a perfect subject in Adrià. To eat at elBulli, customers must navigate a mysterious reservations system. If they are lucky enough to be one of the 8,000 who get a booking that year, they are then given a date and time to show up. Reaching elBulli's coastal perch involves traveling to Barcelona, then negotiating two hours of narrow, twisting mountain roads. But then they enjoy a five-hour meal of thirty-some completely original, whimsical dishes prepared by Adrià and his team of thirty to forty cooks. The meal costs roughly 230 euros and represents hours of laborious research, testing, and preparation. In addition to engaging a diner's five senses, Adrià and his team hope to evoke irony, humor, and even childhood memories with their creations. "We have turned eating into an experience that supersedes eating," he has said.
"If the product is merely food, Adrià should move the restaurant to Barcelona or Madrid," says Norton, who has written a case on elBulli with Julián Villanueva and Luc Wathieu. "Another view is that the product is the whole experience, from start to finish—so driving for two hours in the mountains is a crucial aspect of the product."
The case also highlights the distinction between understanding and listening to customers. "Adrià's idea is that if you listen to customers, what they tell you they want will be based on something they already know," Norton observes. "If I like a good steak, you can serve that to me, and I'll enjoy it. But it will never be a once-in-a-lifetime experience. To create those experiences, you almost can't listen to the customer."
Norton asks students to consider the operations and marketing of elBulli. There is much about the restaurant that is inefficient, as MBAs are quick to note: Adrià should lower his staff numbers, use cheaper ingredients, improve his supply chain, and increase the restaurant's hours of operation. But "fixing" elBulli turns it into just another restaurant, says Norton: "The things that make it inefficient are part of what makes it so valuable to people."
Adrià's other business ventures include publishing elBulli-related catalogs, consulting to large food manufacturers, and the launch of an elBulli hotel and a chain of reasonably priced restaurants called Fast Good. But what is the balance between leveraging the Adrià/elBulli brand and breaking its core meaning? In a classroom discussion of first-year Marketing students, Norton says opinion was divided. Some felt sure that Adrià should be doing more to cash in on his name; others said he would destroy what he has worked so hard to build.
In December, students had the opportunity to hear from the man himself when Adrià visited Norton's Marketing class, where his comments made it clear that for this particular business owner, creativity and innovation trump any traditional decisions about pricing and operations.
"I should charge 600 euros [for a meal at elBulli]," Adrià has said, "but I do not cook for millionaires. I cook for sensitive people."
Because Adrià doesn't adhere to business norms, the elBulli case shows just how broad the spectrum for marketing a "product" can be—and that's not a bad thing for MBAs to learn. "Marketing is a science, but it's also an art," Norton remarks.
"Adrià says he doesn't listen to customers, yet his customers are some of the most satisfied in the world. That's an interesting riddle to consider."
Julia Hanna is associate editor of HBS Alumni Bulletin.
"Creativity comes first; then comes the customer," he has said. So what can HBS students learn about marketing from a business owner who says he doesn't care whether or not customers like his product?
HBS assistant professor Michael Norton's interest in what motivates seemingly irrational consumer behavior has found a perfect subject in Adrià. To eat at elBulli, customers must navigate a mysterious reservations system. If they are lucky enough to be one of the 8,000 who get a booking that year, they are then given a date and time to show up. Reaching elBulli's coastal perch involves traveling to Barcelona, then negotiating two hours of narrow, twisting mountain roads. But then they enjoy a five-hour meal of thirty-some completely original, whimsical dishes prepared by Adrià and his team of thirty to forty cooks. The meal costs roughly 230 euros and represents hours of laborious research, testing, and preparation. In addition to engaging a diner's five senses, Adrià and his team hope to evoke irony, humor, and even childhood memories with their creations. "We have turned eating into an experience that supersedes eating," he has said.

The case also highlights the distinction between understanding and listening to customers. "Adrià's idea is that if you listen to customers, what they tell you they want will be based on something they already know," Norton observes. "If I like a good steak, you can serve that to me, and I'll enjoy it. But it will never be a once-in-a-lifetime experience. To create those experiences, you almost can't listen to the customer."
Norton asks students to consider the operations and marketing of elBulli. There is much about the restaurant that is inefficient, as MBAs are quick to note: Adrià should lower his staff numbers, use cheaper ingredients, improve his supply chain, and increase the restaurant's hours of operation. But "fixing" elBulli turns it into just another restaurant, says Norton: "The things that make it inefficient are part of what makes it so valuable to people."
Adrià's other business ventures include publishing elBulli-related catalogs, consulting to large food manufacturers, and the launch of an elBulli hotel and a chain of reasonably priced restaurants called Fast Good. But what is the balance between leveraging the Adrià/elBulli brand and breaking its core meaning? In a classroom discussion of first-year Marketing students, Norton says opinion was divided. Some felt sure that Adrià should be doing more to cash in on his name; others said he would destroy what he has worked so hard to build.
In December, students had the opportunity to hear from the man himself when Adrià visited Norton's Marketing class, where his comments made it clear that for this particular business owner, creativity and innovation trump any traditional decisions about pricing and operations.
"I should charge 600 euros [for a meal at elBulli]," Adrià has said, "but I do not cook for millionaires. I cook for sensitive people."
Because Adrià doesn't adhere to business norms, the elBulli case shows just how broad the spectrum for marketing a "product" can be—and that's not a bad thing for MBAs to learn. "Marketing is a science, but it's also an art," Norton remarks.
"Adrià says he doesn't listen to customers, yet his customers are some of the most satisfied in the world. That's an interesting riddle to consider."
Julia Hanna is associate editor of HBS Alumni Bulletin.
Madrid Fusión: tres días de escaparate gastronómico
POR MARÍA PORCEL ESTEPA
Boquiabierto. Así se queda el paseante novato ante los tesoros que le ofrece Madrid Fusión, la feria de gastronomía más importante de España. Los 116 expositores ofrecen novedades -al menos para los que no conocen a fondo el mundillo gourmet- tanto para comer como para mejorar las posibilidades de los restauradores (utensilios, uniformes, maquinaria...). Eso sin contar las muchas charlas, encuentros y ruedas de prensa que se están realizando durante las tres jornadas del encuentro, de lunes a miércoles. Pero todo para profesionales del sector. La feria no está abierta al público ninguno de los días.
Ayer tuvo lugar una de las más esperadas y multitudinarias, la del restaurador Ferrán Adriá, en la que habló de la refundación de su restaurante elBulli.
En la feria hay de todo, desde ingredientes como la cebolla caramelizada en polvo o las semillas de quinoa hasta productos finales que suenan (y saben) tan bien como el licor de orujo de vino Albariño y frambuesa natural o los aperitivos de papa prensada con un toque de lima y ventresca en salsa escabechada, una minidelicia proveniente del Perú. Todo bien regado: por las mañanas, con vino; por las tardes, cobran peso la ginebra y la tónica. Para los que no quieran pasarse con el alcohol, también hay vinos desalcoholizados o tés de menta marroquí.
Madrid está presente en la feria, tanto la región como la propia ciudad. Desde el Ayuntamiento, poca gastronomía: su estand está repleto de mapas, folletos y recomendaciones para descubrir la gastronomía madrileña, y también para patrocinar su actividad paralela a Madrid Fusión, el llamado Gastrofestival. La Comunidad apuesta por los sabores de la región y se desmarca con dos grandes expositores.
En el primero, Sabe a Madrid, se realizan catas de vinos, aceites y cafés de la región. En el segundo, el llamado estand de la Comunidad de Madrid, darán a probar especialidades de los restaurantes centenarios de Madrid: desde croquetas de Casa Labra y callos de Casa Ciríaco a tostas de bacalao de Casa Alberto o carpaccio de pulpo de Los Galayos.
Para los que viajar desde el paladar, no hay problema. Este año están invitados Singapur y la región de Flandes. Aunque también hay mojo picón canario, quesos de Burgos o cardo rojo de la región soriana de Ágreda.
Fuente:El País
POR MARÍA PORCEL ESTEPA
Boquiabierto. Así se queda el paseante novato ante los tesoros que le ofrece Madrid Fusión, la feria de gastronomía más importante de España. Los 116 expositores ofrecen novedades -al menos para los que no conocen a fondo el mundillo gourmet- tanto para comer como para mejorar las posibilidades de los restauradores (utensilios, uniformes, maquinaria...). Eso sin contar las muchas charlas, encuentros y ruedas de prensa que se están realizando durante las tres jornadas del encuentro, de lunes a miércoles. Pero todo para profesionales del sector. La feria no está abierta al público ninguno de los días.
Ayer tuvo lugar una de las más esperadas y multitudinarias, la del restaurador Ferrán Adriá, en la que habló de la refundación de su restaurante elBulli.
En la feria hay de todo, desde ingredientes como la cebolla caramelizada en polvo o las semillas de quinoa hasta productos finales que suenan (y saben) tan bien como el licor de orujo de vino Albariño y frambuesa natural o los aperitivos de papa prensada con un toque de lima y ventresca en salsa escabechada, una minidelicia proveniente del Perú. Todo bien regado: por las mañanas, con vino; por las tardes, cobran peso la ginebra y la tónica. Para los que no quieran pasarse con el alcohol, también hay vinos desalcoholizados o tés de menta marroquí.
Madrid está presente en la feria, tanto la región como la propia ciudad. Desde el Ayuntamiento, poca gastronomía: su estand está repleto de mapas, folletos y recomendaciones para descubrir la gastronomía madrileña, y también para patrocinar su actividad paralela a Madrid Fusión, el llamado Gastrofestival. La Comunidad apuesta por los sabores de la región y se desmarca con dos grandes expositores.

Para los que viajar desde el paladar, no hay problema. Este año están invitados Singapur y la región de Flandes. Aunque también hay mojo picón canario, quesos de Burgos o cardo rojo de la región soriana de Ágreda.
Fuente:El País